No todos lo videojuegos son joyas de arte, ni todos son
merecedores de ser comprados, uno de ellos es este Dragon Ball Z: Final Bout de
Playstation. El último juego de la saga de Dragon Ball para la primera consola
de Sony y el primero en usar la licencia de la serie de anime en Norte América.
Al poner el juego en la consola veremos una bonita
introducción de anime prometiendo grandes y épicas batallas como vimos en la
serie de animación, pero al terminar la intro nos damos de bruces con un juego
pésimo dónde los haya.
El número de personajes es menor a juegos anteriores de
Dragon Ball, por otro lado se ha hecho bastánte énfasis en los personajes de
Dragon Ball GT y aparecen Trunks, Pan y Goku de niño y Goku de mayor.
Ahora bien, los personajes se pueden pasar por alto, pero lo
que no se puede pasar por alto es la nula jugabilidad, todos estamos
acostumbrados a ver a los personajes de Dragon Ball moverse por la pantalla a
velocidades de infarto y los del videojuego parece que lleven cientos de kilos
de plomo a sus espaldas. Practicamente se mueven a pasitos lo que hace las
batallas una tremenda tortura para el jugador.
No es por limitaciones del hardware ni cosas por el estilo,
tenemos de ejemplo a la saga de Tekken y sus luchadores que son muy rápidos,
pero este Dragon Ball deja muchísimo que desear. Hubiera sido bueno que
hubieran agilizado mucho más el movimiento de los personajes.
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